domingo, 6 de noviembre de 2011

Disciplina

     Desde siempre ha quedado demostrado que la disciplina es un factor decisivo a la hora de lograr objetivos, ejemplo claro es la militar, que ha hecho ganar batallas a lo largo de la historia, trasladado al nivel personal la autodisciplina es la diferencia entre una persona y otra, una bien disciplinada logrará sus objetivos y obtendrá resultados mucho antes.

      Ahora que estamos en tiempo de elecciones la ideología más disciplinada es a la que personalmente doy como vencedora, en este caso será el Partido Popular y precisamente por eso, ha visto en la crisis su oportunidad para llegar al poder y a pesar de lo que deja ver de su programa, derogación de la ley de matrimonios gays, modificación de la ley del aborto, restauración de los 3 cursos de bachiller superior (BUP), etc. y esto es solo la punta del Iceberg, quedan cosas que no están claras como el copago en la Seguridad Social y quien sabe que más recortes sociales, los trabajadores tendremos que apretarnos un poco má el cinturón mientras lo ricos se hacen más ricos.

      Esta disciplina que tiene la derecha es la que le falta a la izquierda, tenemos libertad de expresion y capacidad de decisión propias, es un derecho que a todos nos enorgullece pero hay que reconocer que es una gran desventaja a la hora ganar unas elecciones, pues mientras la izquierda se desgrega en pequeños partidos, como ejemplo las muncipales pasadas, han salido partidos de izquierdas hasta debajo de las piedras y que encima no se han entendido entre ellos, para mi sin duda es lo que ha dado la victoria en estas pasadas elecciones al Partido Popular (quedicho sea de paso, no sé que tiene de popular). Esta falta de disciplina seria también un problema a la hora de gobernar pues relentizaría las decisiones del gobierno.

     Si la izquierda uniera sus ideales bajo un gran partido y todos fueran fieles a esos principios no tendrían rival, pues seguro que hay mucha más clase obrera que rica y no dejaría que sus derechos fueran pisoteados. En la economia familiar cuando las cosas se ponen duras lo primero en recortar son los pequeños caprichos y lujos y tienen prioridad las primeras necesidades. Si trasladamos esto a la economía del pais los derechos son lo úlimo que se tocarían y lo primero los altos sueldos y beneficios de las grandes empresas, no hay derecho que un banco de diez mil millones de beneficios, que un ministro gane 60000 € al año y familias enteras sin ingresos.  No estoy en contra de que haya personas o empresarios ganen mucho más dinero, si con su esfuerzo y capital invierten y ganan más que otros, pero si lo estoy en que ganen esas fortunas mientras otros se mueren de hambre y pierden sus casas por no poder devolver a los ricos el dinero prestado.

     Mientras la izquierda no se organice lo tendrá complicado, lo peor es que para darnos cuenta de ello tendremos que sufrir, al menos durante cuatro años, el gobierno de la derecha.


     Yo personalmente creo que a la hora de recortar gastos hay que tener en cuenta cuales son las consecuencias de ese recorte, todo lo que ocasione que las familias tengan menos ingresos y pierdan su empleo no hace más que empeorar la situación, si a los funcionarios de a pie les recortamos el salario tendremos como consecuencia que realicen recortes en su economía particular orginando que otros (autónomos y pymes) ganen menos y no puedan mantener a sus trabajadores ocasionando que estos pierdan su empleo y encima le cueste mas dinero en prestaciones al estado. Si por el contrario estos recortes se hacen a los grandes sueldos y beneficios de las grandes empresas las consecuencias serán bien distintas, gastarán menos, en grandes lujos o ahorrarían menos, pero la economía básica no se resintiría, las personas tendrían confianza en sus puestos de trabajo, seguirían consumiendo y los autónomos y pymes seguirian funcionando sin tener que despedir a los trabajadores, estos al mismo tiempo seguirán con su vida habitual y esto no supondría un gasto para el estado, todo lo contrario obtendria mas ingresos.  No soy economista, pero la cuenta de la vieja siempre ha funcionado.

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